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"NO HAY BUENA ACCION QUE ESCAPE SIN CASTIGO" C. A.





"DESAPAREZCAN LOS LIBROS DE CONTABILIDAD Y RECONCILIESE TODA LA TIERRA". ENRIQUE HEINE.




"LA FALTA DE CONFIANZA EN LAS PROPIAS FUERZAS Y EL SERVILISMO SON LAS CORTAPISAS DE LA GRANDEZA". A. N. RADISCHEV




"LA FUERZA DEL PODER QUE POSEEN LOS MALVADOS RADICA EN QUE ESTÁN UNIDOS. CUANDO LOS BUENOS SE UNAN, TERMINARÁ TAN ANÓMALO ESTADO COSAS". L TOLSTOI

Disculpen todo este espacio en blanco entre las frases anteriores y mi última entrada, estoy tratando de solucionarlo.

Por su comprensión, muchas gracias. esto


































sábado, 28 de abril de 2012

GANAMOS EN EXPERIENCIA ANTITAURINA; LA ASAMBLEA LEGISLATIVA SE ABSTIENE DE APROBAR LA PROHIBICION DE LAS CORRIDAS DE TOROS, POR EL MOMENTO. UN BALANCE NECESARIO.

Por David García Ayala. Llegado el día 26 de abril de este año la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (México), casi al final de su último periodo ordinario de sesiones, se abstuvo de votar la modificación a la Ley de Espectáculos Públicos del Distrito Federal que desautorizaba las corridas de toros en esta entidad del país, bajo el “argumento” de que el tema no es prioritario y de que no es el mejor momento político para ser tratado ese asunto en votación de los diputados de la ciudad de México, como sentenciosamente lo expresó la diputada Alejandra Barrales . No obstante eso, algo enorme ha logrado el movimiento antitaurino en el Distrito Federal, y en todo el en el mundo (pues somos parte de una lucha única globalizada contra el espectáculo mugre de las corridas de toros donde quiera que se practique) revelado en dos aspectos, por lo menos: el haber alcanzado un punto casi culminante al que nunca se había llegado en la lucha antitaurina mexicana, traducido en el hecho de que se ha dado entrada a un proyecto de ley al interior de una cámara legislativa impulsado por los antitaurinos y, además, casi a punto de ser votado y, con la perspectiva muy real de ser votado en un futuro inmediato(1); lo otro, una mayor concienciación de las convicciones antitaurinas de la mayoría de la población mexicana, junto con el cada vez mayor número de voces de personalidades públicas que alzan su voz para manifestar su repugnancia hacia la tauromaquia, colapsando ello fuertemente a los taurófilos que han visto, por primera vez, en serio peligro su “fiesta” en la capital del país. Bueno, y ¿Cuál es el balance del comportamiento de los diputados de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y, sobre todo de la diputada Alejandra Barrales para no someter a votación el proyecto de prohibición en cuestión?, y ¿cuál es la enseñanza que nos deja esa abstención de los legisladores, para que podamos encaminar en un mejor terreno nuestros pasos próximamente?. En ese balance necesario habrá que tener presente que los diputados a la Asamblea Legislativa como entes políticos toman sus decisiones con base en las consecuencias políticas que, positiva o negativamente les puedan acarrear en su carrera personal o con respecto a los intereses de sus grupos o partidos políticos, siendo esa, se pudiera decir, la principal preocupación de sus caprichosas y mudables convicciones. Casi seguramente Alejandra Barrales pensó soñando despierta que cuando después de seis años de senadora sea jefa de gobierno de la ciudad de México contará con la complacencia de la gente del billete tosco por ser llegado el momento en que le sea pagado el favor que hoy le ha hecho a los taurófilos, !pobrecita inconciente¡, no se da cuenta que en realidad lo que ha hecho es tratar de hacer que se pare y camine por si sólo un cadáver, que para cuando se cumplan sus sueños, si es que se cumplen, la tauromaquia en la ciudad de México será sólo una pesadilla de involución, como lo es hoy el recuerdo del nazismo. Por lo que hace a la gran mayoría de los legisladores de la Asamblea Legislativa, parece que para ellos los antitaurinos somos una minoría con poco o nulo peso o beneficio político, o en el mejor de los casos, una mayoría maniatada incapaz de hacer sentir su fuerza en el terreno de lo social para evidenciarlos a ellos, a los diputados, exigiéndoles responsabilidades morales por su falta de ética al ignorar nuestro reclamo de prohibición de las corridas de toros en la ciudad de México, obviamente, están muy equivocados; si ellos nos ven y nos toman así, entonces deberán atenerse a las consecuencias de nuestro poderío moral porque no en un afán de venganza inútil, que además es repugnante, sino como consecuencia de la persistencia en nuestra lucha, tendremos que dar los nombres y apellidos de aquellos legisladores que quisieron seguir autorizando el martirio taurino como Alejandra Barrales, Mariana Gómez del Campo y Carlos Fabián Pizano Salinas, mismos que deberán asumir el pago del costo político de su insana determinación o enmendar su disparatada equivocación y, en contraposición deberemos alabar a aquellos legisladores como Maricela Contreras y Aleida Alavez Ruiz que por convicción y empatía humanista hacia los animales y en búsqueda de una mejor convivencia entre los mexicanos han dado su apoyo incondicional a la desautorización de la tauromaquia. Como hoy no hemos logrado la desautorización de las corridas de toros en la ciudad de México, necesariamente seguiremos midiendo nuestra fuerzas, sobre todo las que mueven conciencias, las del pensamiento, con los taurófilos y sus aliados, ese es el desafío que asumiremos, estoy seguro. La perspectiva de la lucha nos coloca frente la obstinación de los muchos intereses políticos y económicos que están detrás moviendo los hilos de la tauromaquia. Como los taurófilos han concentrado sus baterías en que supuestamente se pierden muchos empleos en caso de prohibición de las corridas de toros “sobre todo de gente humilde”, habrá que mejorar todavía más las evidencias de que no son así las cosas, elementos y tiempo hay para que lo podamos hacer. Hoy nos han querido tomar como una minoría, o como una mayoría atada de manos, por eso, es de capital importancia no hacer las cosas como si fuéramos eso, una minoría, ni tampoco hacerlas como si nos hubiesen esposado las manos. Deberemos hacer ver y sentir que no somos una secta, sino una gran ola serena pero creciente en su firmeza. Somos una mayoría, y en consecuencia deberemos actuar como tal, esa es una de las tareas más importantes en este momento, considero. (1) La lucha por la aprobación de una ley antitaurina en México lleva casi dos siglos porque data desde la época inmediata posterior al logro de nuestra independencia de España como nos lo enseña la “carta contra las corridas de toros” que pide vehementemente una ley antitaurina, sin embargo eso había quedado sólo como un noble clamor, que nunca llegó, como hoy, a entrar a una cámara legislativa, hasta donde tengo conocimiento, a excepción de la prohibición de las corridas por Benito Juárez en su tiempo.