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"NO HAY BUENA ACCION QUE ESCAPE SIN CASTIGO" C. A.





"DESAPAREZCAN LOS LIBROS DE CONTABILIDAD Y RECONCILIESE TODA LA TIERRA". ENRIQUE HEINE.




"LA FALTA DE CONFIANZA EN LAS PROPIAS FUERZAS Y EL SERVILISMO SON LAS CORTAPISAS DE LA GRANDEZA". A. N. RADISCHEV




"LA FUERZA DEL PODER QUE POSEEN LOS MALVADOS RADICA EN QUE ESTÁN UNIDOS. CUANDO LOS BUENOS SE UNAN, TERMINARÁ TAN ANÓMALO ESTADO COSAS". L TOLSTOI

Disculpen todo este espacio en blanco entre las frases anteriores y mi última entrada, estoy tratando de solucionarlo.

Por su comprensión, muchas gracias. esto


































miércoles, 18 de mayo de 2011

LOS SABORES QUE SE PERDIERON


Se ha dicho que los recuerdos olfativos y gustativos son más poderosos que los de los restantes sentidos. ¿Cómo serán nuestros recuerdos en lo futuro si los alimentos que comemos ya no son sápidos, si en ese aspecto se nos deja huérfanos de remembranzas?, !a saber¡, a lo mejor, o más bien a lo peor, se nos destina a tener puros recuerdos ingratos, pero ah, ah, por fortuna, para no amargarse la vida con esas cuestiones, también en estos tiempos y, todo indica que para los que vienen, los pueblos, y por consiguiente las personas, seguiremos careciendo de memoria histórica (parece que la modernidad o la globalización, como gusten llamarla, tiene sus propios remedios).

Como tantas cosas buenas que se han perdido y de las que no puede uno remediar, sólo queda tapar ese hueco satisfactorio con otro cosa que nos resulte placentera, incluso con los propios alimentos preparados por uno mismo, con la idea y el trabajo necesario para que de alguna forma nos sepan sabrosos o, tener ubicados esos lugares, de los que prácticamente no queda alguno, y en los que se apreciaba no sólo ejercer el comercio de los alimentos, sino también y en consonancia, satisfacer al cliente (recordamos los ya desaparecidos “Casa Valencia” en el edificio del pasaje que va de Eje Lázaro Cárdenas, antes San Juan de Letrán, entre Ayuntamiento y Victoria, el Tupinamba en la calle de Bolívar, el vegetariano de Madero, este ultimo existe a hoy, pero muy demeritado, etc.).

La llegada, a principios de los setentas, de los restaurantes “Very Important People” de Gringonia, el país de los gringos, fue una de las causas, que si no la principal, de la debacle y posterior desaparición de esos lugares. Los cafés de chinos también fueron víctimas propiciatorias de ellos (ahora se recuperan bajo un entorno y en condiciones muy diferentes y, por cierto, muy lucrativas, por haber adoptado en lo fundamental el “orden” de las transnacionales de los “alimentos rápidos“), ¿recuerdan, por ejemplo, que la calle de articulo 1-2-3 en el Centro, por allá todavía a fines de los años sesenta era en forma importante la calle de los cafés de chinos, y que no decir de Izazaga donde daba gusto caminar que ya no meterse a unos de sus muchos cafés que a uno y otro lado de la calle había. Y, tema aparte, del que deseamos ocuparnos especialmente en otra ocasión, los cafés de chinos junto o enfrente de los cines de barrio o de “medio pelo” (clase media).

Se nos ha privado de muchos reconfortantes vigorizadores, han desparecido del mercado las manzanas de Zacatlán, las ciruelas mexicanas, el chabacano, el capulín (en fruta y en tamal), la manzana de California (dos variedades, grandes, una roja de carne dura, y una amarilla de carne blanda propia para los bebés), las peras de carne maciza, por dar sólo algunos ejemplos y, en su lugar, disculpen el pleonasmo, han puesto sucedáneos más aptos para la estética sin substancia, que para alimentarse.

Nuestras variedades de frutos y vegetales en el menos peor de los casos, han sido reducidas a unas cuantas contadas una sola vez con los dedos de las manos y, cómo no va ser eso, si tenemos presente, por ejemplo, que en la propia Roma Norteamericana, de alrededor 2000 variedades de manzanas repartidas en su territorio todavía hace 30 años, a la fecha quedan solamente quince.

¿Qué se pretende con esta igualación y uniformización de los gustos del paladar llevada hasta el delirio?, mejor no indagar, más positivo y sano, es recordar aquellas cosas que se nos hacen presentes a la par de placenteros recuerdos olfato-gustativos.

Y, como no todo son espinas en el erial, algo muy positivo: existe un refugio por lo que a comer acertadamente se refiere, y dentro de toda esa corriente presta al fraude o al abuso de la moda de lo orgánico, y se constituye por quienes guiados y/o imbuidos de un ideal un tanto militante o religioso de la defensa de la naturaleza o de los animales, manteniendo muy por encima los valores de lo espiritual-contemplativo sobre lo material-depredador, venden, como una forma de subsistencia para ellos y de mantenimiento de la difusión de sus ideario, su sabrosa comida, a quienes así nos lo parece, como nuestros amigos, que por amigables lo son, los Hare Krishna de la calle Gobernador Curiel cerca del metro Juanacatlán.

Saludos.
La fotografía es de Rodrigo Moya, se titula “Maíz tierno”, Puebla México, 1966