.

"NO HAY BUENA ACCION QUE ESCAPE SIN CASTIGO" C. A.





"DESAPAREZCAN LOS LIBROS DE CONTABILIDAD Y RECONCILIESE TODA LA TIERRA". ENRIQUE HEINE.




"LA FALTA DE CONFIANZA EN LAS PROPIAS FUERZAS Y EL SERVILISMO SON LAS CORTAPISAS DE LA GRANDEZA". A. N. RADISCHEV




"LA FUERZA DEL PODER QUE POSEEN LOS MALVADOS RADICA EN QUE ESTÁN UNIDOS. CUANDO LOS BUENOS SE UNAN, TERMINARÁ TAN ANÓMALO ESTADO COSAS". L TOLSTOI

Disculpen todo este espacio en blanco entre las frases anteriores y mi última entrada, estoy tratando de solucionarlo.

Por su comprensión, muchas gracias. esto


































miércoles, 17 de octubre de 2012

UNA “HISTORIA NEGRA” QUE LO ES EN TANTO QUE NO SALPICA A SUS FORJADORES.

Con frecuencia me topo, como seguramente también ustedes, con referencias a los quinientos y tantos años de masacres de los pueblos aborígenes de América Latina por los conquistadores, identificándose como tales, invariablemente, a los españoles, pero, extrañamente, nunca se dice nada al respecto sobre lo que hicieron y hacen los gringos. (en México, a diferencia de España en que, por lo menos en la época de la invasión napoleónica, el “gringo” era aquel, que hablaba un idioma extranjero y, sobre todo, el súbdito anglo, el “gringo” en México, todavía para algunos lo es el ciudadano norteamericano de raza blanca, en términos escuetos, concepto muy reducido en su explicación por la fuerza de los avasalladora cultura gringa que nos ha caído y nos cae en cascada apabullante(1), sino es que indefectiblemente tendremos que ir haciéndonos a la idea de su sustitución por el aberrante, por arbitrario y mediático, concepto de “gabachos”, todo lo cual amerita una exposición como tema muy aparte).

Cierto, la conquista de América por España fue cruenta, en unos países más y en otros menos. En general los conquistadores sí fueron esos seres codiciosos, faltos de escrúpulos y sobrados de maldad y ambiciones que la historia nos presenta. Digo en general, porque también nos vinieron de España seres nobles y bien nacidos como Fray Bartolomé de la Casas, al que nunca se le rememorará en forma suficiente por todo lo que luchó sacrificadamente por los indios.

José Vasconcelos, el que le puso su lema a nuestra Universidad Nacional Autónoma de México, POR NUESTRA RAZA HABLARÁ EL ESPIRITÚ, y el que en la campaña maderista forjó el aforismo trascendente en nuestra vida nacional de “sufragio efectivo no reelección”, cuenta en su autobiográfico libro “Ulises Criollo” que siendo niño el vivió con sus padres en la antigua Paso del Norte, hoy Ciudad Juárez, allá por los finales del siglo XIX y, que, como no había escuela primaria a la que el pudiera acudir, tenía que atravesar el puente internacional para ir a la escuela primaria en Laredo Texas, estudiando bajo el programa educacional estadounidense; la cuestión es que el cuenta que todo lo que allí se enseñaba como historia de México es lo que después en nuestro país se forjó como historia nacional, es decir, que esta última se armó por los estadounidenses, y ya después, nos la traspasaron, particularmente, la historia de la conquista y de la colonia española y, así fue, eso ya lo digo yo, como a los mexicanos, por mano extraña e inescrupulosa, nos fueron avivadas las brazas del odio a nuestros conquistadores sin tocarse ni siquiera un pelo a los que nos despojaron inicuamente de todo Texas, Nuevo México, Arizona y la Alta California, territorios que, por cierto, la corona española, cuando fuimos colonia de España, sí supo y se cuidó bien de defender de las rapaces acechanzas de los norteamericanos, y que nos fueron legados a los mexicanos cuando conquistamos nuestra independencia.

No cabe duda que a nuestros antepasados indios, refiriéndome específicamente a la colonia, se les redujo a un degradante sistema de castas que los privó de derechos muy esenciales, como, por ejemplo, el poseer en propiedad la tierra de la que fueron dueños originarios, montar a caballo, o cargar en numerario más de tres reales, destinándoseles de esa manera a una espantosa y depauperada existencia; sin embargo eso, mal que bien nuestros antepasados indios pudieron subsistir, y la prueba de eso somos nosotros; precisamente uno de los logros de Fray Bartolomé de las Casas fue el que se considerase a los indios por España como “menores de edad” y, en consecuencia de ello, susceptibles de la catequesis católica y, como gracia concedida, el haber quedado exentos de la atroz jurisdicción de la inquisición, que no es decir poca cosa. Por esas iniquidades primeramente apuntadas, y por otras más, se alzó en rebeldía el cura Hidalgo.

¿Pero, las iniquidades de la corona española fueron iguales a las de los anglos con los indios norteamericanos?, creo que no, que los anglos en Norteamérica rebasaron con mucho a los españoles en America Latina; estos últimos, por ejemplo, nunca adoptaron, como sí lo hicieron los gringos, mediadas tan monstruosas como el fomentar deliberadamente el alcoholismo como política de aniquilamiento de las razas indígenas; Benjamín Franklin en su autobiografía sin ningún rubor expresa la necesidad para los colonos blancos de atraer a los indios hacía el consumo inmoderado de las bebidas alcohólicas para exterminarlos mediante ese vicio, “por ser una raza indeseable“, como más o menos lo expresa y como cuenta que efectivamente lo ejecutaron. Tampoco los españoles perpetraron algo tan inaudito con los indios, hasta donde se tiene conocimiento, como lo que llegaron a hacer los anglosajones en su infame guerra de exterminio. Me permito trascribir en parte la documentación de un intercambio epistolar muy significado, en ese aspecto, entre dos oficiales del ejercito norteamericano de aquellos tiempos; el documento se titula “Correspondencia del general Amherst, gobernador de la provincia de Nueva Escocia, y del Coronel Buket”:

“De una carta del general Amherst: ¿No se puede intentar la propagación de la viruela entre las tribus indias rebeldes?. Hay que utilizar todos los medios para someterlas.”
“De una carta del Coronel Buket: Probaré a contagiar la viruela por medio de mantas, que procuraremos hacer llegar a manos de los indios rebeldes.”
“De una carta del general Amherst: Hará usted bien. Hay que contagiar la viruela por este medio y emplear todos los recursos para exterminar esta repugnante raza.”

¿Y cuál ha sido el destino de lo que queda de los indios de Norteamérica, tanto en Estados Unidos como en Canadá?, todos lo sabemos; su dignidad humana pisoteada hasta el aplanamiento de haberlos constituido en el elemento humano “pintoresco” de las llamadas reservas indias o, en deprimentes seres sobajados hasta la abyección por el vicio del alcohol en las grandes ciudades de esas dos naciones, como lo predijo y fomentó Benjamín Franklin. Tal vez haya excepciones, que sólo confirman la regla. (2)

¿Y no es significativo del cómo se han conducido los anglos con los pueblos que conquistan el ejemplo de lo que hicieron en Australia con los indígenas australianos a quienes, al igual de lo que hicieron los gringos de Estados Unidos con los indios, ponían en sus manos ropas empapadas con el microbio de la viruela, y a los que todavía poco antes de mediados del siglo pasado se les podía asesinar sin ninguna responsabilidad para el asesino?.

Entonces, habrá que ajustar más detalladamente la exposición de la historia relativa las crudezas de la conquista, para que la balanza no se incline solamente de un solo lado, muchos elementos seguramente debe haber.

(1) Cómo cambian las cosas ¿verdad?, todavía a principios del siglo XX en México se odiaba a los gringos de Estados Unidos; las razones, que están muy documentadas en los propios periódicos de aquellas épocas en ese país; lo eran los asesinatos cometidos por ciudadanos gringos, blancos, en contra de mexicanos en territorios estadounidenses por motivos baladíes, o por el simple “deporte” de cazarlos como animales silvestres, ello en un ambiente de total impunidad, sin contar que estaba todavía muy reciente el recuerdo del robo que nos hicieron los anglo-gringos, con la colaboración de su agente provocador Antonio López de Santa Anna, Santy Anny como ellos afectivamente lo motejaban, de más de la mitad de nuestro rico territorio. Y, !cómo se ha embotado el sentimiento de raza, sino hasta el de pertenencia al mismo país, que aparentemente cohesiona más¡, ¿verdad?, ¿alguien sabe de alguna protesta del gobierno mexicano por los reiterados crímenes, al día de hoy, de la patrulla fronteriza estadounidense que masacra baleando por la espalda ciudadanos mexicanos en territorio nacional desde el lado gringo, o de padres de familia que en convivencia de día de campo con sus seres queridos en la parte mexicana del Río Bravo son fusilados por los despiadados Sherifes de la Border Patrol?.

 
(2) El mismo sistema Frankliniano implementó la multinacional norteamericana United Fruit en Costa Rica en el siglo pasado. Como los indios costarricenses no se dejaban arrebatar sus tierras y ni permitían que se arrasará con sus bosques para que esa empresa establecieran allí sus plantaciones de plátanos, y dado que esos indios eran muy peligrosamente belicosos y los gringos no podían con ellos, se acordaron de lo que al respecto dijo B. Franklin: el alcoholismo como medio de sometimiento y, !lo lograron¡, así sometieron a los indios y de allí para el real todo marchó sobre ruedas para la United Fruit. (Esa historia, para quienes tengan interés, si no es que ya la conocen, la pueden encontrar en el libro titulado “Mamita Iunai” de Luis Carlos Fallas).